Me topé con esta Pepa Pig en el tianguis mientras caminaba. La quise comprar y el señor me dijo que era original y que checara la etiqueta. Obviamente yo la quería comprarla me daba igual si era original.
¡Uff! El señor me dijo que esta Pepa Pig había sido de su nieta pero que ella se fue y que ya no la quería tener porque le daban ganas de llorar.
Yo pensaba que se la habían llevado a otro país o estado, pero cuando le pagué, su esposa quien estaba cobrando y contando la feria dijo — Ayayai 🥹!!! y sus ojos se llenaron de sentimiento.
Me quedé mirando y comprendí todo. Pude haberle dicho tantas cosas que me nacieron del corazón pero mejor opté por quedarme callado y sonreír.
Me quedé con las ganas de decirle que mi hija y yo la vamos a cuidar mucho y me hubiese gustado también comentarle que hubo un día cuando mi hija era muy pequeña, ella me pidió una Pepa Pig y yo no tenía dinero para comprarsela, y dije que un día le regalaría Pepa Pig grande y original.
Por una cosa y otra no había podido comprarle una ya que le regalaron varios peluches de este tipo así que creí que ya no le gustaría un regalo más. Pero cuando vi este peluche me nació comprarlo y valió la pena.
Cuando me la llevé sólo tomé un momento para ver hacia atrás y ví como el señor le daba ánimos a su esposa mientras lloraba como diciéndole — La llevamos en el corazón.
Me ha quedado claro que en esta vida debemos aprender a soltar para darle espacio a cosas que curan el alma, lo que dejamos puede hacer feliz a otros y hoy este peluche tiene un valor muy grande. No necesité conocer a estas personas para comprender el valor de este peluche, cada detalle que nos brinda esta hermosa vida es increíble.
Atentamente Jonathan Sosa Mx
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